Este viaje resultó ser especial porque Dios tuvo especial cuidado de que un equipo de 19 personas pudiera reunirse espontáneamente y, lo que es más importante, regresar a casa con total seguridad el día antes de que se cerraran las fronteras de todos los países del mundo al comenzar la pandemia de Covid. Durante este tiempo, el equipo pudo preparar una sala para la panadería y una casa para las necesidades técnicas. Christina también dirigió un curso de costura en el que enseñó esta habilidad a 7 niñas de la zona.